En la actualidad, la Alameda de Valencia es un aparcamiento para 1000 coches, habiéndose perdido toda la idiosincrasia de su pasado como paseo aristocrático de la ciudad, debido a la indiferencia y poca estrategia humana con que se plantea esta ciudad.
El proyecto pretende darle la vuelta, y aún integrando el aparcamiento, se pretende que el Paseo de la Alameda sea un lugar donde disfrutar de la ciudad.
Este es un proyecto de estrategia, movilidad y ciudad.
Seguramente no sea el principal problema de la ciudad de Valencia, pero por su simbolismo, sencillez, historia y ambición, podria ser un modelo, una herramienta para otras intervenciones y necesidades, extensible a la recuperación y conexión de todos los elementos que el jardín del Turia conecta en sus márgenes.
La idea de partida es como una cremallera que va cosiendo distintas líneas de actuación:
-potenciar y grapar las actuales conexiones punturales con el jardín del Turia.
-incorporar una sección más compleja con terrazas urbanas, miradores, patios y accesibilidad, aprovechando la diferencia de 3m entre la alameda y el fondo del jardín del Turia.
-intermodalidad y aparcamiento integrado, potenciando la estación de Calatrava.
-imposibilitar los giros desde los Puentes y quitar el aparcamiento de la superficie.
-Prioridad al viandante en el cruce entre el Jardín de Viveros (al oeste) para resolver las cuatro esquinas, ofreciendo la continuidad peatonal entre los pulmones verdes y potenciando como punto de encuentro la histórica Fuente de las Cuatro Estaciones.
Todo queda cerca: por su posición tangente al jardín del Turia y sus 1000m de longitud, la Alameda funciona como un buen distribuidor: al norte la zona institucional y universitaria, al sur la zona histórica y comercial.
Con ello, la Alameda no es un bulevar, no es un parque, no es un aparcamiento, es un paseo! Sería un salón urbano, la antesala del centro histórico.