Una feria es siempre un lugar bullicioso, lleno de información, de libros nuevos y viejos, de personas en movimiento, de letras impresas…de ruido. El pabellón del ayuntamiento pretende ser un paréntesis, abrir un silencio entre la espesura del ruido. Pretende ser una forma neutra, callada, sin mensajes, una hoja en blanco en el libro que es la feria.

El escritor se enfrenta a la hoja en blanco, a veces sin éxito, furioso, la arruga, la lanza, la desecha…Pero ahora se despliega para acogerlo. Su antaño enemigo es ahora cómplice y le acompaña en la presentación de su libro, dejando pasar la luz, filtrando el cambiante entorno, convirtiéndolo en un paisaje de sombras fugaces…

En el interior de este silencio, un elemento vuelve a vibrar con colores, que remiten al entorno cambiante. Es el espacio de las ideas, ideas que se guardan, que se abren, que salen, ideas que se venden. En el mundo de las ideas te puedes quedar y mirar, leer, comprar…

La hoja en blanco espera paciente que las ideas la impregnen de sentido, aunque tal vez tenga ahora, sin nada que la ensucie, el mayor sentido posible.