La tesis aborda las interconexiones entre la construcción material, la planificación, la teoría y la representación del paisaje, ofreciendo un puente para la comprensión, histórica y cultural, de sus relaciones. Para ello aborda un caso particular, el del paisaje americano, argumentando, a través del análisis de su historia y las conexiones entre prácticas materiales, representaciones y la teorías, que ciertas fuerzas transformadoras del territorio producen, y al mismo tiempo son reforzadas por, ciertos modos de visualización que ayudan tanto a modelar el imaginario colectivo como al desarrollo de ciertas teorías paisajeras.
El argumento es presentado examinando estas fuerzas de producción y confrontándolas tanto con representaciones fotográficas como con pensadores del paisaje americano. Para ello se analizaron tres momentos significativos de su historia, representativos de diferentes formas de relación entre hombre y entorno: la conceptualización de la “naturaleza salvaje” en el siglo XIX, la reinvención de lo rural en los años treinta, y la emergencia de lo común y un nuevo vernáculo en la posguerra. El concepto de paisaje dominante de cada época es puesto en relación con el contexto social, político, artístico y arquitectónico en el que surge, identificando las conexiones subyacentes entre ellos, y las representaciones y teorías desarrolladas para explicarlo y difundirlo.
Primeramente, se conecta el mito de la frontera con la emergencia de una ética ambiental y la fotografía topográfica, mostrándose como la apreciación de la naturaleza debe ser entendida en el marco de acciones encaminadas a su alteración. A continuación, la investigación vincula las teorías de la Escuela de Berkeley con las políticas de recuperación de lo rural, mostrando las contribuciones de algunos fotógrafos a la invención del imaginario social y visual del campo americano. La parte principal de la tesis está centrada en la formación de una apreciación por los paisajes de lo cotidiano, entendidos como un nuevo vernáculo americano, analizada principalmente a través de los escritos de John Brinckerhoff Jackson y la influencia de la arquitectura y arte de posguerra.
La tesis defiende la hipótesis de la existencia de una relación directa entre el modo en que un territorio es transformado, cómo dichas transformaciones son registradas y comunicadas, y la aparición de ciertas teorías del paisaje que ayudan a entender, y al mismo tiempo a impulsar, dichos procesos. Estas relaciones serían posibles gracias a un concepto recurrente en la historia americana, el “man-made landscape”, presente en todas estas interpretaciones del territorio aparentemente confrontadas. La tesis profundiza en el origen y evolución de dicho concepto, tardíamente introducido en la crítica arquitectónica pero ya presente en textos decimonónicos, en la geografía cultural californiana o en la literatura popular, y diseminado a través de la fotografía.
A través de narrativas paralelas que fusionan la historia de los cambios espaciales, la historia de las representaciones fotográficas y la historia de las ideas y discursos acerca del paisaje, la tesis muestra los contextos espaciales y visuales en los cuales emergen las propuestas teóricas sobre el paisaje, y los elementos de unión entre teoría, representación y prácticas materiales en la producción del espacio americano. Se muestra el paisaje como una construcción cultural en la que su condición utilitaria (asociada a la expansión de determinados sistemas socioeconómicos, arquitecturas,…) prima sobre la fidelidad a la realidad territorial. Pero, al mismo tiempo, demuestra que el paisaje, apoyado por las posibilidades narrativas del medio fotográfico, puede ser entendido como un medio de comunicación de masas capaz de orientar determinadas interpretaciones del territorio y, simultáneamente, su construcción material. Estas conclusiones contribuyen a una comprensión integral del paisaje necesaria no solo para entender la historia de cualquier territorio, sino también para dirigir adecuadamente su futuro.