Este trabajo realiza una reevaluación del movimiento del Nuevo Brutalismo aportando una nueva lectura sobre el mismo a través del estudio de la genealogía y desarrollo de un interés común detectado entre sus arquitectos británicos entorno a la idea de la arquitectura ‘en proceso’ o ‘entidad abierta’. Este impulso, que ha pasado desapercibido hasta el momento, se concreta en la asimilación de que la arquitectura debía ser capaz de incorporar el cambio, la incertidumbre, el crecimiento y la adaptación al usuario en el tiempo, para poder responder a la sociedad y a los métodos de conformación de la arquitectura y la ciudad en las décadas centrales del siglo XX. El interés de los Nuevos Brutalistas en estas ideas fue señalado sutilmente por el propio Reyner Banham, considerado el ‘historiador’ del movimiento, pero circunscribiéndolo exclusivamente a la consecución de una estética en clave miesiana. Toda la tesis es una refutación de dicha afirmación.

La estructura del trabajo de investigación focaliza y delimita progresivamente el objeto de estudio para reducir la escala de la crítica y del análisis. Partiendo del ámbito historiográfico, se profundiza en el entendimiento y en los desacuerdos en las interpretaciones del Nuevo Brutalismo como movimiento de nueve autores; se disecciona la postura canónica de Banham señalando sus incongruencias; y se propone una clarificación terminológica diferenciando el Nuevo Brutalismo como fenómeno británico frente al Brutalismo como corriente de alcance internacional. En el terreno teórico, se perfila el interés surgido por la ‘arquitectura ilimitada’ como concepto y las evoluciones que sufre en el debate del momento, entendiéndolo como un nuevo paradigma cuya repercusión es directa en las estrategias proyectuales y en las características formales en la arquitectura de este movimiento en Gran Bretaña. Posteriormente, se analiza en varios proyectos la transformación operando en tres niveles. En el campo de la génesis de la forma, la elaboración del proyecto transita desde el ensamblaje del elemento constructivo al manejo de la síntesis orgánica de unidades espaciales, constructivas y funcionales distintivas que se articulan según un orden laxo, alterando la caja como forma estática. Un segundo ámbito afecta a la inclusión del tiempo como  instrumento consciente que desemboca en el obligado posicionamiento de la arquitectura ante el dilema de la transitoriedad creciente. Entendiendo el espacio arquitectónico como un gradiente de permanencias, el Nuevo Brutalismo Británico explora la capacidad y los recursos para dotar de resiliencia a la forma. En tercer lugar, en el campo de la producción de la arquitectura y de su significado, estos proyectos operan alrededor de la preeminencia y centralidad del habitante. La arquitectura se establece como un sistema relacional que atiende a las múltiples preexistencias y a la esencia de la cultura, para plantear, conjuntamente y alrededor del hombre como ser social, un nuevo presente arquitectónico en clave de futuro.

A la pregunta retórica de Reyner Banham, el Nuevo Brutalismo: ¿Ética o Estética?, esta tesis responde que el Nuevo Brutalismo es una ética, intelectual y metodológica, para la búsqueda personal de una estética práctica. Las claves estilísticas y superficiales de aspecto con las que habitualmente se discute esta arquitectura resultan ineficaces para aprehender un movimiento anti-dogmático e inclusivo de manera consustancial; en el que las bases comunes son los principios, estrategias y objetivos más que las características formales o materiales. La arquitectura del Nuevo Brutalismo conforma un movimiento de resistencia que, en un momento de alteración epistemológica del paradigma socio-tecnológico y la consciencia del cambio acelerado como característica inherente, proclama y atestigua la capacidad de la arquitectura para refundarse. En su prospección de dar el servicio óptimo a la sociedad, construye un ámbito de soporte para una nueva ‘función extendida’ que integra todas las dimensiones de la cultura humana.  La arquitectura como mediadora en una transición colaborativa constante entre pasado y futuro.

This thesis re-evaluates the New Brutalism movement by providing a new reading of it through the study of the genealogy and development of a common interest detected among its British architects in the idea of architecture ‘in process’ or ‘open entity’. This impulse, which has gone unnoticed until now, is embodied in the assimilation that architecture should be able to incorporate change, uncertainty, growth and adaptation to the user over time, in order to respond to society and to the methods of shaping architecture and the city in the central decades of the twentieth century. The New Brutalists' interest in these ideas was subtly pointed out by Reyner Banham himself, considered the “historian” of the movement, but confined exclusively to the pursuit of a Miesian aesthetic. The whole thesis is a refutation of that assertion.

The structure of the research work progressively focuses and delimits the object of study in order to reduce the scale of critique and analysis. Starting from the historiographical sphere, the understanding and disagreements in the interpretations of New Brutalism as a movement of nine authors are explored; Banham's canonical position is dissected, pointing out its inconsistencies; and a terminological clarification is proposed, differentiating New Brutalism as a British phenomenon from Brutalism as a current of international scope. In the theoretical field, it outlines the interest in ‘unlimited architecture’ as a concept and the evolutions it underwent in the debate of the time, understanding it as a new paradigm whose repercussions are direct in the design strategies and formal characteristics of the architecture of this movement in Great Britain. Subsequently, the transformation is analysed in several projects operating on three levels. In the field of the genesis of form, the elaboration of the project transits from the assembly of the constructive element to the handling of the organic synthesis of distinctive spatial, constructive and functional units that are articulated according to a loose order, altering the box as a static form. A second area affects the inclusion of time as a conscious instrument that leads to the obligatory positioning of architecture in the face of the dilemma of growing transience. Understanding architectural space as a gradient of permanencies, New British Brutalism explores the capacity and resources to endow form with resilience. Thirdly, in the field of the production of architecture and its meaning, these projects operate around the pre-eminence and centrality of the inhabitant. Architecture is established as a relational system that attends to the multiple pre-existences and the essence of culture, in order to propose, together and around man as a social being, a new architectural present in the key of the future.

To Reyner Banham's rhetorical question, New Brutalism: Ethics or Aesthetics, this thesis responds that New Brutalism is an intellectual and methodological ethic for the personal pursuit of a practical aesthetic. The stylistic and superficial keys of appearance with which this architecture is usually discussed are ineffective to apprehend an anti-dogmatic and inclusive movement in a consubstantial way; in which the common bases are principles, strategies and objectives rather than formal or material characteristics. The architecture of New Brutalism forms a resistance movement that, at a time of epistemological alteration of the socio-technological paradigm and the awareness of accelerated change as an inherent characteristic, proclaims and attests to architecture's capacity to re-found itself. In its prospective to provide the optimal service to society, it builds a supporting environment for a new ‘extended function’ that integrates all dimensions of human culture.  Architecture as mediator in a constant collaborative transition between past and future.

Este trabalho reavalia o movimento do Novo Brutalismo, proporcionando uma nova leitura do mesmo através do estudo da genealogia e desenvolvimento de um interesse comum detectado entre os seus arquitectos britânicos na ideia de arquitetura “em processo” ou “entidade aberta”. Este impulso, que até agora tem passado despercebido, consubstancia-se na assimilação de que a arquitetura deve ser capaz de incorporar a mudança, a incerteza, o crescimento e a adaptação ao utilizador ao longo do tempo, de modo a responder à sociedade e aos métodos de configuração da arquitetura e da cidade nas décadas centrais do século XX. O interesse dos Novos Brutalistas por estas ideias foi subtilmente apontado pelo próprio Reyner Banham, considerado o “historiador” do movimento, mas confinado exclusivamente à busca de uma estética miesiana. Toda a tese é uma refutação dessa afirmação.

A estrutura do trabalho de investigação foca e delimita progressivamente o objeto de estudo, de modo a reduzir a escala da crítica e da análise. Partindo da esfera historiográfica, exploram-se os entendimentos e discordâncias nas interpretações do Novo Brutalismo como movimento de nove autores; disseca-se a posição canónica de Banham, apontando as suas inconsistências; e propõe-se uma clarificação terminológica, diferenciando o Novo Brutalismo como fenómeno britânico do Brutalismo como corrente de âmbito internacional. No campo teórico, descreve-se o interesse pela “arquitetura ilimitada” como conceito e as evoluções que sofreu no debate da época, entendendo-a como um novo paradigma cujas repercussões são diretas nas estratégias de projeto e nas caraterísticas formais da arquitetura deste movimento na Grã-Bretanha. Posteriormente, a transformação é analisada em vários projectos que operam a três níveis. No campo da génese da forma, a elaboração do projeto transita da montagem do elemento construtivo para o tratamento da síntese orgânica de unidades espaciais, construtivas e funcionais distintas que se articulam segundo uma ordem frouxa, alterando a caixa como forma estática. Uma segunda área diz respeito à inclusão do tempo como um instrumento consciente que leva ao posicionamento obrigatório da arquitetura no dilema da transitoriedade crescente. Entendendo o espaço arquitetónico como um gradiente de permanências, o New British Brutalism explora a capacidade e os recursos para dotar a forma de resiliência. Em terceiro lugar, no campo da produção da arquitetura e do seu significado, estes projectos operam em torno da preeminência e centralidade do habitante. A arquitetura estabelece-se como um sistema relacional que atende às múltiplas preexistências e à essência da cultura, para propor, em conjunto e em torno do homem como ser social, um novo presente arquitetónico na chave do futuro.

À pergunta retórica de Reyner Banham, Novo Brutalismo: Ética ou Estética, esta tese responde que o Novo Brutalismo é uma ética intelectual e metodológica para a busca pessoal de uma estética prática. As chaves estilísticas e superficiais da aparência com que esta arquitetura é habitualmente discutida são ineficazes para apreender um movimento anti-dogmático e inclusivo de forma consubstancial; em que as bases comuns são princípios, estratégias e objectivos mais do que caraterísticas formais ou materiais. A arquitetura do Novo Brutalismo constitui um movimento de resistência que, numa época de alteração epistemológica do paradigma sócio-tecnológico e da consciência da mudança acelerada como caraterística inerente, proclama e atesta a capacidade da arquitetura para se refundar. Na sua perspetiva de prestar o melhor serviço à sociedade, constrói um ambiente de apoio a uma nova “função alargada” que integra todas as dimensões da cultura humana.  A arquitetura como mediadora numa constante transição colaborativa entre o passado e o futuro.