La casa se construye con ladrillo macizo de formato catalán, que por su gran tamaño y su aspecto de masa de barro cocido, representa bien lo que se puede entender como "materia". La relación que se establece entre la materia con su masa a la que atrae la gravedad, y la luz en el silencio, nos habla del espacio y del tiempo.

Los distintos cuerpos de ladrillo están ubicados los unos al lado de los otros, dejando entre medias huecos cerrados con ventanales por los que entra la luz. La casa está abierta a las cuatro orientaciones. Dependiendo de la posición del sol, la luz entra por un hueco distinto, pero desde el cuarto de estar se ve siempre esa luz, dado que el espacio interior está enteramente interconectado. En la planta superior sucede algo similar en el amplio espacio de circulación central.

Los aleros y los zócalos son de hormigón coloreado en masa.