La Casa Luca de Tena se sitúa en la Avenida de la Palmera. Fue construida para don Torcuato Luca de Tena por su primo el arquitecto Aníbal González. El proyecto es de 1923 y las obras se concluyen en 1926. En planta, el inmueble está constituido por dos figuras geométricas básicas: el rectángulo y el cuadrado. El primero se convierte en la parte más lúcida de la casa, a través de una que se plantea en su lado mayor que mira hacia la Avenida. En el contrario, que funciona como , se adosa el cuerpo cuadrangular. En la crujía de unión de éste se levanta un segundo piso, o , que separa las azoteas de ambos cuerpos.
La distribución interior ha cambiado considerablemente respecto al proyecto original. Sólo en la planta baja del cuerpo rectangular pueden reconocerse habitaciones y elementos coincidentes con los primitivos.
La entrada principal se sitúa en el lado corto del lado norte del cuerpo rectangular. Está compuesta por sendas escalinatas enfrentadas de ladrillo, con contrahuellas de azulejos y zócalo de ladrillo tallado, que llevan hasta la puerta. Por ella se accede a un vestíbulo, que da paso a una amplia estancia o recibidor. Su elemento más destacado son un par de columnas de orden compuesto en mármol, sobre pedestal corrido, y que actúan como soporte central de una elegante cubrición de viguería de madera sobriamente decorada.
Al fondo aparece una pieza rectangular, que fue originariamente el corredor de la casa, y que actualmente funciona como Sala de Juntas de la entidad bancaria que ocupa el inmueble. Se trata de una estancia muy interesante, con sus altos zócalos de azulejos de motivos neorrenacentistas, su artesonado plano de complejo entramado de lacerías con piñas de mocárabes y una magnífica fuente ornamental en su muro oeste.
La escalera principal permite el acceso hasta el piso alto, muy modificado, y a las azoteas. Estas se extienden a ambos lados de un de planta rectangular en lugar de unión de los módulos principales del edifico. Es una graciosa estructura ordenada por pilastras en ladrillo con los fustes decorados por azulejos; sobre ella aparecen frisos de azulejería con motivos de niños, a modo de los italianos, entre frondosa hojarasca. En el costado oeste de este se sitúa una interesante escalera de caracol, de alto vuelo, que permite el acceso a la azotea antes comentada. Está realizada artísticamente en hierro forjado, con sus peldaños calados.
En cuanto a las fachadas, sin duda la mejor es la correspondiente a la cara este, que da a la Avenida. En ella se encuentra la o pórtico, tanto en planta baja como en alta, a base de arquerías de medio punto en ladrillo cortado y tallado, sobre columnas de mármol de orden compuesto. Lateralmente, encuadran la machones formados por pilastras dobles toscanas sobre pedestales, asimismo en ladrillo. Las enjutas de los arcos y los fustes de estas pilastras se encuentran decorados por azulejos policromos. Las fachadas de los lados menores del cuerpo rectangular se resuelven por medio de pilastras toscanas en ladrillo, que encuadran arcos semicirculares con las roscas realizadas del mismo material. También las fachadas del cuerpo cuadrangular presentan idéntica decoración.
Muy interesante es la ornamentación de los jardines alrededor de la casa, que se conservan con escasos cambios respecto al proyecto original. La zona más vistosa es la correspondiente a la . Aquí se coloca, como elemento principal, una fuentecilla de planta estrellada, rodeada por bancos.
Representa el perfecto acuerdo en la utilización de los materiales de construcción con los de revestimiento que siempre ha estado presente en la obra de Aníbal González, siendo en esta casa donde sin duda alguna alcanzará sus cotas más brillantes. Ladrillo tallado de una calidad excepcional, azulejos con escenas diseñadas por el propio arquitecto en zócalos, enjutas de arcos, cajeados de pilastras -y, sobre todo, en la espléndida cornisa que remata el primer cuerpo de la construcción-, mármoles, rejería de hierro forjado, artesonados policromados, madera tallada , etc., componen el amplio repertorio de materiales tan queridos a las composiciones estilísticas de la producción arquitectónica sevillana de estos años.
Resulta interesante observar en la documentación del proyecto la distinta valoración dada por el arquitecto al tratamiento de las plantas -resueltas con un esquema convencional simple y sin complicaciones- frente a lo prolijo y laborioso del dibujo de la fachada principal, lo que hace presumir una bien distinta actitud de Aníbal Gonzalez, más atenta a aspectos de la composición y tratamiento de las fachadas que a la resolución de los temas espaciales y de distribución.
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