En Granada, empezando mi proyecto fin de carrera necesitaba reflexionar sobre qué entendía por la arquitectura. Presentía que no era solo aquello que nos enseñan en las escuelas, eso que leemos en las revistas o aquellos recursos que se ponen de moda… sino algo mucho más. Creo que una forma de entender la vida y sobre todo de querer a las cosas que nos rodean y nos importan.
La arquitectura no tiene por qué reducirse a ser solamente edificios con espacios más o menos bellos, sino que se presentan como algo superior que es capaz de dar sentido a un entorno y explicarlo. Esta capacidad que puede tener la arquitectura de ampliar conceptos es lo que más me atrae.
También, lo que me interesa en la arquitectura es generar un sentimiento de extrañeza, capaz a la que pueda tener la obra de arte. Saber escucharla y tener sensaciones en donde se pierdan las relaciones directas con algo ya preestablecido; en donde se puedan confrontar situaciones diferentes y que de ahí salga una nueva experiencia corporal.
Además, creo en la luz como primera materia de la arquitectura que, junto con la función y la geometría, es capaz de crear el espacio mágico.