Quizás una Plaza de Toros sea el edificio más híbrido que exista, en cuanto a la variedad programática se refiere.

A parte del propio lugar para la lidia como es el ruedo y el graderío para el público, es necesario una serie de usos anexos que complementen al principal. Así, se requiere espacios exclusivos para el ganado, como son los Toriles, con los corrales y los chiqueros para los toros, y las Cuadras con su patio de caballos para los caballos, y el Desolladero para el despiece de las reses muertas; espacios para el torero, como la capilla y la clínica; espacios para la gestión de la plaza y espacios para el público como el museo taurino, la cafetería-restaurante y los aseos.

El proyecto pretende recuperar la condición pública de las primeras plazas de toros que se desarrollaban en las propias plazas urbanas de los pueblos. No fue hasta la llegada de la Revolución Industrial cuando las Plazas de Toros se convierten en edificios fijos y permanentes, ya que tanto el ganado como los toreros se podían desplazar gracias al nuevo transporte del ferrocarril.

El coso taurino se rodea a su vez de otras pequeñas plazas que alojan a los distintos programas anexos al principal.

Los principales elementos que forman el presente proyecto son los siguientes:

 -          La plaza principal formada por el ruedo y el graderío, con los espacios correspondientes de deambulatorio y vomitorios.

 -          Las burbujas que corresponden a las plazas secundarias que alojan los programas anexos.

 -          La marquesina que genera un nuevo espacio público y agrupa los distintos programas.

 -          El traje de luces. La plaza principal se “viste” con una piel de celosía cerámica que reproduce las filigranas de los trajes de los toreros, y que a su vez se ilumina con los distintos colores de los trajes del toreo.