El local comercial  se sitúa en un edificio de viviendas con una única fachada a la calley con el resto de paredes medianeras. 

La solución adoptada  busca no sólo una distribución óptima del programa sino también una imagen atractiva, única y singular, que se convierta en marca de identidad de la propia Farmacia, con el objetivo de sumar atractivo, valor añadido y favorecer el crecimiento del negocio.

El proyecto busca la economía del diseño y materiales partiendo de la utilización de un mismo elemento formal prismático abierto como unidad de lenguaje. Según su disposición y tamaño, capta  la atención del cliente, funciona como expositor, ilumina la estancia, etc. y sobre todo, articula, desdibuja y aumenta los límites espaciales del propio recinto consiguiendo una sensación de mayor amplitud.

Dada la gran altura libre y forma del local, siguiendo este mismo lenguaje, se articula una gradación de escalas, de mayor a menor, desde éste, pasando por distintos "prismas", hasta los mismos envases de productos expuestos de la tienda. 

Por parte del cliente, se pedía como requisito que hubiese una gran superficie para la exposición de productos, pero que por motivos de seguridad, quedasen fuera del alcance del cliente. Por este motivo, la zona de atención al público, de 3,50 m de altura libre, se concibe como un gran expositor de productos, en el que vidrios de 2,5 m de altura protegen las estanterías, y  en ambos lados se alternan una serie de elementos de distintos formatos e iluminación propia, a modo de "prismas" o cajones, sobresalen del plano de exposición para resaltar determinados productos. Estos "cajones" blancos conforman igualmente los elementos de iluminación cenital, el mostrador y el propio escaparate, generando en la zona de atención al público una sensación espacial  muy atractiva y de gran vistosidad incluso desde el exterior.

 
Todos los elementos del programa han sido diseñados con el objetivo de conseguir un aprovechamiento máximo del espacio para los diferentes usos vinculados a una farmacia, bajo las máximas de sencillez de líneas y rotundidad de formas, aunque con una mayor austeridad en las zonas de uso pri-vado. La zona de atención al público y de revisión de medicamentos se agrupan junto al acceso, en el área de más anchura del local. A continuación, se ubican los espacios sirvientes y de uso privado (aseo, laboratorio, despacho y almacén), donde la luz natural entra cenitalmente, mediante una serie de lucernarios. Se regulariza la geometría del local y optimizan áreas de almacenaje, mediante estanterías, taquillas y armarios realizados a medida.