Colocarse en los límites entre la ciudad de Soria y los márgenes del río, era uno de los planteamientos de partida. La ciudad debe abrirse al río, pero ¿cómo?¿qué implica la construcción de nuevos lugares?¿Dónde lo público y cómo conectarse con lo privado?. Es necesario mantener la lectura natural dada. Lo urbano no debe imponerse al lugar, debe potenciarlo. La propuesta así planteada pretende conjuntamente revitalizar el acceso a la ciudad dotándola de espacios verdes y plazas propios (la ciudad siempre ha vivido con el río, pero carente de espacios propios colectivos) y conectarlos con lo preexistente, con los recorridos naturales que se desarrollan paralelos al margen del río Duero. De esta forma la actuación decide colocarse en el límite y reconfigurarlo. No somos ciudad, tampoco somos naturaleza. Trabajamos con las huellas, los muros de piedra, los desniveles, pequeñas piezas diseminadas por la montaña (almacenamiento de aperos, antiguas heladeras, etc) todo ese lenguaje se redefine y se conecta Así vamos construyendo LÍNEAS DENSAS discontinuas que se van instalando dentro del paisaje. Entre estas líneas, estructurales y programáticas de las viviendas patio (circulación, servicios, accesos, etc) se van colocando los llenos y vacíos del resto del programa. Todo confluye, la métrica, la variación, la multiplicidad o unicidad de espacios desde una sencilla ley constructiva. Para el manejo de las diferentes escalas que presenta el lugar, la intervención también se va llenando de variaciones tipológicas y volumétricas. Las viviendas taller o las colectivas. El objeto final es abierto al cambio, a la mayor o menor densidad respetando y formando parte de las preexistencias.