Un lugar que posee tantas caras, tantas aristas, tantos paisajes, tantas luces y climas variantes a lo largo de las estaciones del año como si un niño mirase a través de un caleidoscopio...
A cada giro, las luces, olores y colores crean nuevas imágenes y sensaciones, cada vuelta del caleidoscopio depende de la anterior, y ésta va siendo sucesivamente la semilla de una imagen aún por conocer, tan bella como cambiante, como el lugar, como los protagonistas del espacio, como las estaciones, como el clima, como los olores de su paisaje conformado por el Río Henares. La imaginación desde el niño hasta el aprendiz de 0 a 100, cambiarán el espacio perceptivamente con la luz posada en sus rostros, en los vidrios que reflejaran creando un dentro-fuera del paisaje, un interior-exterior de la escena cambiante como el lugar en el cual se encuentra, variabilidad del tiempo, con él las estaciones y sus paisaje, por ello conforman un paisaje caleidoscópico...