La cubierta no se ocupa, se retira.
Se construye, sobre la última planta de un edificio tipo del ensanche barcelonés, una nueva planta ligera sin cubierta que reproduce la distribución interior de las demás plantas. Un sencillo entramado
de andamiaje común y una rafia blanca tensada que lo reviste serán suficientes para conseguirlo. Así, negando la primera condición de la arquitectura, el cobijo, los espacios pierden su sentido original e impiden vivirlos de un modo convencional, invitando a soñar.
El proyecto es una pregunta, ¿qué sucede cuando las actividades toman un nuevo marco, tan inesperado, tan crudo?
Leer con la brisa, dormir bajo las estrellas, comer al sol, amar bajo la lluvia.
Blancas y abstractas son las habitaciones abiertas al sol, una trasgresión surrealista que debe hacer reflexionar sobre las posibilidades de lo cotidiano y nuestra relación con nuestro entorno. Se reproduce la estructura del nivel inferior para trasladar las cargas
a los muros portantes con la máxima sencillez y así se consigue, no un simple espacio abierto al cielo, sino tu misma habitación, pero...