Una capilla laica.

Un lugar para la oración que se propone en su acción, como conector de un tiempo pasado con un tiempo que ha de suceder . Ambos quizás de la misma infinitud. La capilla en su orar no mira a una religión concreta , sino la vocación del descubrimiento de lo trascendente . Nos mira a nosotros como habitantes de un tiempo propio , capaz de ligar y vincular aquellos tiempos fragmentados. El vacío que para ello afrontamos, es un espacio en espera. La espera de un tiempo sucedido que necesita de nuestra habitación, de nuestra acción, a la postre de un nuevo tiempo, para poder hacer posible otro tiempo, el que ha de suceder. La capilla se propone como elemento descubridor de ese vinculo aún no logrado, no sabido, que necesita de una nueva habitación.

El proyecto intenta evocar la sensación de infinitud de algunos espacios religiosos mediante la repetición de una pieza modular. Al mismo tiempo quiere recrear la sensación ancestral de caverna, con la entrada comedida de la luz, la materialidad del hormigón y la disposición de los elementos modulares con sus muros oblicuos. A nivel urbano, crea un escenario que influye a la reflexión y a nivel de espacio para la oración juega con la volumetría de los módulos y la disposición de estos.

En cota cero, se ha tratado de dar una continuidad con el futuro parque proyectado con los módulos de cubierta ajardinada a diferentes niveles, lo que provoca juegos de luz interiores y al la vez al quedar un espacio totalmente abierto y expuesto, se prevé que la vegetación pueda apropiarse del lugar.

En el espacio interior se produce un juego de cotas con el fin de generar diferentes "estratos de privacidad y a la vez crear nuevos recorridos y formas de descubrir el lugar.