El Palacio se sitúa en el extremo oriental del Parque Rodríguez Hontoria, en un emplazamiento que responde a las exigencias de accesibilidad que requieren equipamientos contemporáneos de este tipo. El edificio es un gran volumen construido, que mezcla usos diversos: un gran pabellón para ferias y exposiciones comerciales; un edificio de congresos, complementado con un auditorio al aire libre; y usos administrativos con las oficinas centrales de IFECA. También se contemplan usos secundarios, como son un restaurante y una pequeña vivienda para el guarda de la instalación. El pabellón es un edificio de planta cuadrada, con patio central también cuadrado, formado por cuatro naves de 130 metros de longitud, 40 metros de anchura y 20 metros de altura, con una hilera central de pilares de hormigón visto, que se elevan hasta la coronación de la cubierta a dos aguas. El pabellón se muestra como un contenedor interiormente desnudo, con clara inspiración en la arquitectura bodeguera de la ciudad, en el que el principal esfuerzo expresivo se centra en la definición de su cerramiento. La envolvente del pabellón se compone de dos caras, y muestra hacia el exterior una celosía de ladrillo, tamizando la entrada de luz del sol, que se inspira en el pragmatismo de la arquitectura de los secaderos de tabaco. La segunda cara, hacia el interior, se construye con un sistema de muro cortina, que permite la necesaria aclimatación del espacio. El patio interior del pabellón es de una acusada monumentalidad, con pórticos de hormigón armado visto que sirven de soporte a la construcción de las celosías de ladrillo visto, cada una compuesta de manera diferente según su orientación: las fachadas sureste y noroeste cuentan con celosías de trama reticular; la fachada suroeste se cierra con brise soleils verticales de ladrillo; mientras que la fachada nordeste no cuenta con esta protección. Entre el pabellón y al área de congresos se localiza una plaza abierta, en la que ocasionalmente se desarrollan eventos al aire libre. El edificio para congresos ocupa la esquina en la que convergen las dos alas que alojan los usos administrativos del conjunto, y se caracteriza por la resolución ingeniosa del programa, apoyada en el control geométrico y en la relación cuidada entre espacios abiertos y espacios cubiertos. Esta área de congresos cuenta con un espacio al aire libre, que recupera la tipología del teatro griego y romano, y ofrece la posibilidad de uso para actividades en condiciones climáticas favorables. El propio graderío del teatro facilita el acceso a la sala de congresos que se realiza a una cota inferior a través de la orquesta de y por debajo del escenario. El fondo de escena del teatro sirve también como fondo del escenario de la sala de congresos, recuperando una organización espacial heredada del Thersilion de Megalópolis. La sala de congresos se caracteriza en planta por la imposición de una geometría triangular, que es manejada de forma hábil para resolver los requerimientos del programa. El interior de la sala queda caracterizado por la presencia de la luz natural a través del escenario, ofreciendo una imagen inusual en este tipo de edificios. La estructura del conjunto, en gran medida vista, es de hormigón armado. Los cerramientos, sobre basamento de sillares de piezas de hormigón prefabricado, son celosías que atienden a las distintas orientaciones. Los muros de ladrillo visto constituyen un rasgo característico de la materialidad del conjunto. Los tejados a dos aguas se construyen con teja cerámica plana, mientras que la sala de congresos se cubre con una superficie reglada de cobre. Las dos fachadas exteriores del edificio de congresos se caracterizan por el color índigo del gresite, así como por la concesión figurativa a la arquitectura abaluartada de Cádiz.