El crecimiento de la ciudad hacia el este desde las primeras décadas del siglo XX a través de las avenidas de Luis Montoto, Eduardo Dato y Ramón y Cajal, permite que éstas se conviertan en escenario representativo de la arquitectura del primer tercio del siglo. De hecho, la avenida de Luis Montoto, antes calle Oriente, cuenta con obras de prácticamente todos los arquitectos regionalistas de la ciudad.

El edificio, de cuatro plantas de altura, forma esquina con la calle Eduardo Rivas adoptando la tipología de un bloque lineal de dos crujías de fachada, patios de luces interiores en tercera crujía y cuarta y última crujía al espacio interior restante de la parcela. Todas ellas son paralelas a las calles, resolviendo la esquina curvando el edificio para llevar a la calle lateral la misma altura y ritmo de huecos que en la calle principal. Pequeños detalles, como la mínima fragmentación de los pretiles de la azotea, ligeros cambios de plano, el tratamiento de los huecos de la planta superior o la mezcla de balcones y ventanas, personalizan al edificio y le proporcionan recursos contra la fragilidad que supone su propia sencillez y que se ve alterada con la inserción de, por ejemplo, nuevas carpinterías o instalaciones.

La limpieza y la racionalidad de la solución están en la base de esta arquitectura residencial que deberá atender a las nuevas necesidades de habitación con una fórmula que será recurrente en ejemplos posteriores.