La propuesta investiga cómo la capacidad dinámica de una intervención a escala urbana puede afectar directamente a la calidad de las relaciones sociales de la gente. El proyecto es una respuesta a las necesidades emergentes, prestando especial atención a los tres grandes objetivos: conexión, atracción y sostenibilidad.

El nuevo sistema de conexiones funciona en dos niveles, los flujos en planta baja y el complejo de la cubierta verde, cómo un organismo integrado que relaciona las diferentes áreas funcionales del complejo. Se redefine así el lenguaje urbano de la zona, rompiendo el ritmo y los límites generados por los edificios pre-existentes, y fortaleciendo unas conexiones peatonales mucho más fluidas y orgánicas.

El cambio en la escala urbana rompe con el perfil de la zona, convirtiendo el proyecto en un polo magnético necesario para la revitalización de la economía, la cultura y la vida social de la zona. Unificando y simplificando el lenguaje urbano se consigue multiplicar las posibilidades de los espacios exteriores y revalorizar los recursos existentes, creando un icono imagen del nuevo modo de vivir los espacios públicos.

El tratamiento de la cubierta vegetal la hace funcionar como una máquina sostenible, usando el agua de lluvia para su auto-regeneración y estableciendo así el equilibro entre la naturaleza y lo construido.