Con estas premisas como punto básico de partida, establecimos los primeros trazos de unas piezas circulares que debían ser capaces de adaptarse a los caminos existentes y a su vez configurar ellas mismas nuevos recorridos y encuentros.

La disposición de estos recintos circulares crea un espacio continuo y fluido que ayuda a integrar la propuesta dentro de la configuración original de caminos, propia del entorno. A su vez, estas piezas circulares generan un sistema fluido de tránsitos que hacen desaparecer la percepción de estar entrando o saliendo de un establecimiento. No hay, pues, puertas ni huecos por donde acceder, sino que son los mismos espacios intersticiales entre cada sector los que nos insinúan el acceso.

Estos recintos circulares generan lógicamente unos espacios entre ellos que a modo de patios, articulan y dan dinamismo a la propuesta. 

Finalmente, la propuesta estará recubierta por una envolvente exterior de lamas de madera tintadas en distintos tonos de verde lo que ayudará a mimetizarla con la vegetación existente en el lugar. Una envolvente que aporta protección solar durante el día y sin embargo, sin necesidad de huecos y aperturas, es capaz de proporcionar unas vistas únicas desde su interior.