Casa Muleros es un proyecto de rehabilitación de una vivienda unifamiliar entre medianeras. Ésta será la residencia de una pareja en Menorca.

La edificación original, de finales de siglo XIX con una pequeña ampliación posterior, tiene una planta de proporción rectangular y alargada que no supera los 5 metros de anchura. El edificio se abre al exterior únicamente por los dos lados más estrechos y la sección longitudinal tiene forma piramidal.

La casa tenía subdivisiones interiores que compartimentaban en exceso el espacio. Lo hacían poco eficaz para el uso que planeaban sus propietarios y además dejaban sin apertura al exterior, ni luz, varias de las dependencias centrales de la vivienda.

Con un presupuesto inicial reducido y la necesidad de introducir cambios estructurales que otorgasen cualidad a los espacios más desfavorecidos, la estrategia de proyecto fue: limpiar y cortar.

LIMPIAR: La primera operación fue arrancar todos los elementos superfluos y de dudoso estilo inglés que plagaban la casa. En su estado original tenía el interior forrado por completo: enlistonados con papel, altos zócalos de yeso, falsos techos, cerámica, etc. Se eliminaron todos esos elementos que, por su función y estética, se hacían inoperativos para el futuro proyecto de vivienda. Sin embargo, se respetaron aquellos sistemas plenamente efectivos, como las ventanas de guillotina, que remiten a la historia de la isla y que permiten preservar parte de la información que nos transmite una construcción.

CORTAR: la segunda operación, y más relevante, ha sido abrir -cortando paredes y forjados- el espacio a la luz y a una nueva configuración de uso. La acción de quitar nos ha permitido transformar la casa con un mínimo de esfuerzo y de impacto económico. El cortar ha sido meticuloso, optimizando cada una de las intervenciones y estableciendo un juego formal con los elementos preexistentes; al contraponer un corte a una ventana antigua o al desplazar elementos de una función estructural a una comunicativa. 

Sacar parte de los forjados de la zona central de la casa ha permitido que la intensa luz balear penetre en el centro de ésta. Le hemos dado la vuelta a la casa: lo que antes era un punto negro es ahora un espacio que registra el paso de las horas con las sombras y luces que en el se proyectan.

* Los dos cortes circulares de planta baja, surgen de una discusión con los propietarios. En un inicio reclamaban unos arcos que comunicasen el recibidor con la zona de comedor. La solución final fue convertir los dos arcos en figuras geométricas básicas y añadirles una nueva capa de información: el peso del material sacado de cada hueco corresponde al peso de cada uno de los dos ocupantes de la casa. Se estableció así una especie de intercambio entre los nuevos propietarios y el edificio.

Además,

Reubicación: Se ha desplazado la posición del baño de la fachada posterior a un espacio central. Hemos liberando así un espacio abierto al exterior para su uso como zona de trabajo. La cocina se ha ampliado y abierto al comedor permitiendo a los habitantes celebrar comidas y compartir el cocinar con sus frecuentes invitados.

Materiales: Al escoger los nuevos materiales se ha buscado que estos permitan una lectura "histórica" del edificio. Todos los nuevos elementos estructurales y de cerramiento son metálicos y con un mismo acabado, distanciándose así de los forjados unidireccionales de madera y los muros portantes de marés originales. También se ha conservado la parte del suelo hidráulico que se encontraba en buen estado, contraponiéndolo al nuevo suelo de cemento pulido según la técnica del "mestre d'obres". 

Instalaciones y ecología: Se ha restaurado el sistema tradicional de recogida de aguas pluviales para el consumo propio. Un déposito debajo de la cocina permite almacenar el agua de la lluvia de la estación invernal, recogida en el tejado y el patio, después de que las primeras lluvias se hayan llevado el polvo del verano.