Se trata de una relojería/joyería situada en la zona comercial del nuevo puerto deportivo de Port Adriano en Mallorca.

Tres cajas agrupan el programa más privado (zona VIP, Rolex Corner y backoffice) y absorben todos los pilares existentes en el local. Las cajas están recubiertas de acero pulido hasta el punto en que no se ve ninguna junta de unión creando en el proceso deformaciones sobre la superficie. Los tres volúmenes están acabados con un barniz de esmalte dorado cromo e iluminados intensamente por el techo textil mate retroiluminado de forma que brillan desde lo lejos y evitan reflejos del vidrio de la fachada desde el exterior. Las deformaciones de las cajas y el efecto espejo rompen la ortogonalidad de los cubos aparentando unas deformaciones mucho mayores de las reales. Por otro lado, provocan unos reflejos distorsionados del entorno de la marina y los yates.

Cada una de las cajas tiene en una de sus esquinas una grieta horizontal a la altura de los ojos que crea dos mostradores: uno adosado a la fachada que funciona como escaparate hacia el exterior y otro que se abre hacia el interior de la tienda. En la terraza principal, orientada al mar abierto y los atraques mayores, dos pedazos de una cuarta caja salen al exterior, uno es una cama lounge y otro un mostrador.

El resultado son unas piezas escultóricas, abstractas que reflejan un entorno dorado y ligeramente deformado. El proyecto es un juego de maquillaje y apariencias (donde las cosas parecen lo que no son) en el que las cajas simples y ortogonales aparecen como onduladas y flexibles y el entorno de la marina y los barcos se refleja como resplandeciente, complejo y sublime...