Un edificio de residencia transitoria, lugar de paso, punto de encuentro de personas en situaciones dispares que encuentran aquí un punto común. Un edificio hecho para compartir, lleno de espacios donde recuperar las relaciones entre vecinos de forma natural.

Dos volúmenes que se pliegan de distinto modo logrando una ordenación donde tres plazas con distinto grado de privacidad son protegidas por las plantas de vivienda que sobre ellas van tamizando la luz.

El programa de vivienda se organiza de modo que todas las piezas vivideras den a fachada, siendo el acceso un tránsito gradual donde, desde las plazas públicas, pasamos a los corredores, espacio estancial y de relación volcado hacia los patios, y por último al zaguán de nuestra casa, último filtro y espacio de expansión previo a nuestro espacio de privacidad.

Partimos de un edificio de doble crujía de 9.80 m cada una con corrala de 1.5 m y patio de 3.5m. Para alcanzar los metros lineales necesarios para volcar todas las piezas a fachada, primero plegamos el bloque, posteriormente lo abrimos, y por último lo deformamos creando una sucesión de patios de mayor dimensión comunicados.

Una vez definida la forma, ensanchamos los espacios de corrala para colocar los núcleos de comunicación y crear espacios de relación hasta agotar la ocupación de la parcela. La planta baja se pliega de igual modo para con la misma crujía conseguir la edificabilidad necesaria y conformar dos plazas, una pública con el programa dotacional de cesión al ayuntamiento, y otra más privada con las viviendas de planta baja y traseras de los locales comerciales.

La vivienda tipo de un dormitorio y 35 m2 resuelve 34 de los casos con mínimas deformaciones, siendo solo diferentes las situadas en las curvas interiores. Las viviendas de dos dormitorios se colocan rematando los extremos y aprovechando las curvas exteriores.

Todas las viviendas tienen todas las piezas habitables exteriores, y ventilación cruzada. Para dotar de mayor capacidad de adaptación a los distintos inquilinos, proyectamos la vivienda como un vacío entre dos franjas. Una la de los cuartos húmedos, relacionada con el zaguán y dando hacía el patio de corrala y otra la de almacenamiento, un muro grueso que conforma la fachada exterior y proporciona una mayor flexibilidad.

La fachada exterior queda así compuesta por paneles de hormigón dispuestos verticalmente para poder adaptarse a las distintas curvaturas, con una única pieza por módulo salvando las 3 o 4 plantas de altura.