Se trata de una intervención estratégica en un piso acomodado de la ciudad de Barcelona. Nos encontramos con una tipología pensada para incorporar el servicio doméstico en el interior de la casa, que permite a su vez que determinadas actividades domésticas relacionadas con el cuidado de la casa se realicen apartadas de la actividad de sus usuarios.

La vivienda preexistente presenta un esquema muy claro que separa zona de día y zona de noche, de modo que las habitaciones cuelgan de un largo pasillo retranqueado conectado con la sala de estar. La cocina, juntamente con el lavadero y la habitación destinada al servicio se sitúan en el centro de la casa, generando una circulación paralela segregada de la principal.

En un intento de revertir este planteamiento tradicional mediante la reivindicación del papel de las actividades domésticas dentro de la vivienda, y aprovechando la voluntad de los propietarios de no disponer de servicio en la casa, se propone darle un papel protagonista a un espacio que actualmente se encuentra en desuso, convirtiéndolo en una nueva centralidad. Esto se realiza mediante el derribo parcial de un tabique que separa la circulación del cuarto de planchar. Esta acción permite romper el largo pasillo en dos y darle luz al mismo generando un recorrido circular que une los dos recorridos existentes.

Se plantea una carpintería practicable que aprovecha al máximo el espacio y mantiene los elementos de almacenaje e instalaciones existentes.

Se propone con un pequeño gesto invertir el funcionamiento de una tipología muy encorsetada que responde a un paradigma social actualmente en crisis. Un espacio que había estado siempre olvidado en el centro toma verdadera vocación de centralidad, cosa que da pie a que aparezcan nuevas actividades, que se contagian al pasillo adyacente.