El edificio de Ca La Torre está situado junto a la muralla, en el límite de la ciudad con el mar.
Se trata de una casa palacio barroco, que sigue los cánones de austeridad imperantes en su momento. El edificio se adapta a la irregular trama urbana existente a la que se adosa y sirve de remate, creando un frente marítimo: un volumen puro de fachadas ocres protegido por el gran voladizo de la cubierta, que mira al mar desde sus balcones corridos y que parece apoyado en un zócalo ataludado de piedra vista de marés
Se accede al edificio por la calle Portella, a través de un patio que, contrariamente a lo habitual, es exterior, con dos frentes cerrados por un muro. Desde allí, una ligera escalera elíptica nos conduce a la planta noble. Las estancias principales de esta planta se abren al mar y tienen techos formados por artesonados de madera. Están comunicadas entre sí por un eje visual que acaba en una gran terraza. En las plantas inferiores hay elementos muy interesantes como los arcos de la planta baja o el gran espacio abovedado de la planta sótano. El espacio situado bajo la terraza de la planta primera posee bóvedas y arcos que convenía recuperar.
El espíritu que ha guiado el proyecto de la Reforma ha sido el de sacar a relucir lo mejor del edificio, actuando con humildad y respeto, huyendo de grandes ideas o gestos innecesarios… Se ha buscado que las intervenciones realizadas sean sensatas, que parezcan casi inevitables.
Se han "revalorizado" varios espacios del edificio, tales como las nuevas salas de la biblioteca, el bar o la nueva aula informática, recuperando los grandes espacios de planta baja y sótano (visado y salón de actos), antes fragmentados. Así mismo se ha pretendido potenciar los ejes visuales en los pasillos de cada planta.
Se han utilizado pocos materiales (madera, piedra, hierro, yeso,...) que se repiten en todo el edificio, buscando un lenguaje coherente y sencillo.
El mobiliario ayuda a definir los espacios y las circulaciones.
Al final, un viejo y hermoso edificio que vuelve a mirar al mar…