La ‘Nuova Pianta di Roma’ dibujada por Nolli en 1748 y los Pasajes que Benjamin descubrió en Paris casi dos siglos después, son referencias desde las que dirigimos la mirada al elaborar el proyecto para la Nueva Sede del Colegio de Arquitectos de Madrid y Equipamientos Municipales. Partiendo de aquellas visiones, la propuesta se concibe a través de la necesaria re-lectura del entorno urbano en el que se inserta, entendiendo que la introducción de un conjunto de actividades tan heterogéneo debe influir sobre la ciudad que lo recibe. El proyecto se plantea desde la rotundidad de un vacío tallado en la densa materia de la ciudad histórica atravesado tangencialmente por una calle. La explicación de estos dos nuevos elementos urbanos, plaza y calle del COAM, aparece a una escala mayor, porque gracias a su trazado se crea un nuevo trayecto transversal a lo largo del barrio de Chueca, cuyo centro geográfico coincide con el vacío proyectado. Y es que si para Nolli la clave estaba en la incorporación del interior de las iglesias romanas al espacio urbano, en la actualidad el porvenir de los centros históricos ya no pasa por los pasajes capitalistas de Benjamin. Si no por la interconexión de espacios culturales y por la construcción de una red de nodos socialmente activos. La estricta geometría de la plaza proyectada permite resolver de manera precisa un amplio conjunto de edificios. El vacío se trata como una caja de descubrimientos detrás de cuyas cuatro paredes se organizan los espacios para cada actividad: Colegio de Arquitectos, Biblioteca, Centro de Mayores, Centro de Día, Centro Deportivo y Guardería. Los accesos a cada uso se producen desde el interior de la plaza, siendo el espacio público el que se dilata y amplía en determinados puntos hasta introducirse en los diferentes espacios vestibulares de cada edificio. Mejorar, enriquecer el carácter y los secretos del laberinto madrileño. Releer a Nolli y Benjamin como estrategia evidente pero verdadera. Esa es la intención.