El actual contexto en el que se desenvuelven la educación y la arquitectura, está constantemente en entredicho, debido a la continua crisis en la que se encuentran inmersas ambas disciplinas, principalmente porque se les presupone un aislamiento respecto a las transformaciones y necesidades sociales.
La arquitectura y la educación comparten un territorio común, el entorno de aprendizaje, que según la cultura o las circunstancias adquiere más o menos protagonismo, y cuya existencia o configuración también se encuentra hoy cuestionado debido a la generación de un entorno virtual cada vez más autosuficiente.
La investigación propone un acercamiento a este panorama de crisis a través del entorno físico de aprendizaje, entendido éste en su sentido más amplio y reflexiona sobre la aportación que la arquitectura puede ofrecer a la experiencia pedagógica que se lleva a cabo en él. Para ello, se genera una conversación necesaria entre dos disciplinas, Arquitectura y Pedagogía que van de la mano a la hora de configurar este entorno esencial para la infancia, ya que comparten la meta de acompañar al individuo en su manera de percibir y actuar sobre el mundo. La pedagogía, disciplina específica en el ámbito de la educación, determina la didáctica y establece los requerimientos a la arquitectura que alberga la actividad educativa. La arquitectura, como ambiente físico cualificado, acompaña a la Pedagogía en el proceso de aprendizaje. Ambas son reflejo del modelo de sociedad que se pretende en cada momento histórico.
El OBJETO DE ESTUDIO es el entorno de aprendizaje, la escuela, destinado a la infancia de entre 6-12 años, por ser un grupo que ha acompañado el desarrollo de este espacio específico desde los inicios de la enseñanza reglada, y en el que se da la paradoja de que siendo el grupo para el que surgió la enseñanza obligatoria, ha terminado heredando espacios pensados para otras etapas vitales. Sin embargo, a ellos no les corresponde ni la supuesta sofisticación de la escuela infantil, ni el espacio ordenado y sistemático de los preadolescentes de secundaria.
Todos hemos experimentado este espacio, que consideramos especial, impregnado o cubierto por un velo de recuerdo, nostalgia y descubrimiento, y que pasa a formar parte de nuestro bagaje. La escuela es un espacio donde hemos permanecido una gran parte de tiempo y que posee aún las connotaciones mágicas y espaciales que le concedimos en su momento, entre otras cosas, por ser una de los primeros espacios donde se tiene conciencia de grupo, pero sin dejar de ser nosotros mismos.
La huella que imprime este espacio queda grabada en el imaginario de sus ocupantes, no es solo un rastro, sino que determinará futuras actuaciones. Se unen, por tanto, el conocimiento y el entorno de aprendizaje a través de LA EXPERIENCIA PEDAGÓGICA del espacio, territorio común de trabajo de ambas disciplinas.
A lo largo de esta investigación se produce una lectura transversal a través de la experiencia arquitectónica, que resulta determinante ya que marcará la personalidad de los individuos de la sociedad del futuro y genera una clasificación propositiva de la misma, que se propone como aportación principal de este trabajo de investigación.
Con la certeza de que la arquitectura aún tiene mucho que ofrecer, y con la firme intención de demostrar así que sigue siendo trascendente, la investigación propone la visualización de un contexto más complejo y completo, del que partir para, estableciendo puentes entre disciplinas demostrar que es posible la mejora del espacio escuela en particular, del entorno de aprendizaje en general, y con ello de la educación y de la sociedad.
PALABRAS CLAVE: ENTORNO DE APRENDIZAJE, EXPERIENCIA ARQUITECTÓNICA, ESPACIO PEDAGÓGICO. ARQUITECTURA Y PEDAGOGÍA, ESPACIO –ESCUELA