“Las premisas de las cuales yo partía, (…), eran las siguientes. Si del árbol del ginkgo cae una sola hojita amarilla y se posa en el prado, la sensación experimentada al mirarla es la de una hojita amarilla aislada. Si dos hojitas descienden del árbol, el ojo sigue el revoloteo de las dos en el aire que se acercan y se alejan como dos mariposas que se persiguen, para planear al final una aquí y una allá sobre la hierba. Y lo mismo con tres, con cuatro (…); al aumentar más el número de las hojas que revolotean en el aire, las sensaciones correspondientes a cada una se suman dando lugar a una sensación de conjunto cual de una lluvia silenciosa. (…) sin perder nada de estas gratas sensaciones de conjunto, habría querido mantener distinta sin confundirla con las otras, la imagen individual de cada hoja desde el momento en que entra en el campo visual y seguirla en su danza aérea y su posarse en las briznas de hierba".

Sobre la Alfombra de Hojas Iluminadas por la Luna
ITALO CALVINO