"No era el sentido arquitectónico de estos edificios lo que me cautivaba sino el mundo que traducían. Si considero la verdad de un edificio como el de las dos torres del World Trade Center, en ese lugar la arquitectura expresa, significa, traduce, en una especie de forma plena, edificada, el contexto de una sociedad donde efectivamente se perfila ya una época hiperreal..." Jean Baudrillard. Los objetos singulares.

Un objeto singular.
Arquitectura que busca imagen, velocidad de la cultura contemporánea.
Un solar en un lugar periférico.
Una volumetría rotunda.
La curva contiene al ojo que mira al paisaje.
Vuelo de cuatro metros y medio en segunda planta.
El suelo para ser excavado.
Uno accede entre pilares y por la caja de cristal.
El hueco ordenador en planta primera.
Un vacío que nos devuelve las miradas del exterior, espejos en acero inoxidable y vidrios que reflejan.
Vestíbulo y escaleras, ver y ser vistos en piezas rectangulares de granito negro de Zimbawe (70 euros/m2)
La gran sala en el segundo nivel.
El fotógrafo se arrodilla para captar la curva.
Suenan los teléfonos de las operadoras.
Velos acústicos en planchas de aluminio perforado (30.120) amortiguan el sonido.
El objeto que flota y se envuelve en su propia geometría.
Un mundo escondido en semisótano, con un vacío controlado y privado.
Una ambulancia desaparece por la rampa de salida, la sirena reflejándose en el u-glass de la fachada.
El operario acaba los últimos remates de pintura en el cartón-yeso.
Materia frente a transparencia.
El hormigón se chorrea para mostrarse viscoso y desagradable al tacto, ser más imperfecto con la luz.
¿Cuál es la imagen del futuro? Acaso no imaginamos nunca que fuese curva?...



Obra seleccionada para la 7 Bienal Internacional de Arquitectura de Sao Paulo. 2007