Pabellón del Ayuntamiento de Madrid en la feria del libro de 2007
_en blanco y negro_
Homenaje a la sabiduría almacenada en estanterías, al apilamiento de los libros, que desde su existencia han funcionado como soporte del conocimiento.
En su desarrollo se busca lo óptimo, tanto economía de materiales, y de montaje como economía de concepto.
Se persigue que el pabellón sea un elemento fácilmente reconocible en el lugar, un hito con doble lectura, durante el día contenedor cultural, y por la noche como linterna, puesto que la luz se asocia al conocimiento.
_papiroflexia_
Se busca un pabellón lo más polivalente posible para uso de distintas actividades. Para lograr esta flexibilidad se opta por unos paneles móviles, a modo de libros abiertos, que funcionan como biombos, paneles separadores, estanterías para libros, paneles expositores, etc, pudiendo ser también elementos autoiluminados.
Para actividades al aire libre, en la parte posterior, los paneles que conforman el cerramiento del pabellón, se pueden plegar y abrir a modo de escultura de papel. Se busca sorprender al lector, al visitante, con un homenaje a los libros infantiles desplegables. Continuando con esta idea, se dispone en el vestíbulo de acceso, un elemento escultórico suspendido, que funciona como lámpara, además de como falso techo.