Un río conforma el lugar donde se ubica la escuela, reformada parcialmente por el interior y que se amplía en su parte posterior con un nuevo núcleo de comunicaciones para dar servicio a todas las aulas que se reubican en el edificio actual, en la buena orientación. El acceso se invierte y esta plaza posterior será la nueva fachada, donde domina la preexistencia de un muro de contención desproporcionado.
El nuevo núcleo de comunicaciones, aparentemente cerrado, separado con respeto del edificio existente, organiza y da vida a todo el colegio. En él confluyen todas las aulas y él no sólo distribuye a los alumnos sino también la luz que recibe cenitalmente. Es un núcleo que quiere incitar a la sorpresa, al descubrimiento que tras una opacidad rotunda puede haber un espacio abierto y luminoso. A la vez, este núcleo permite un acceso directo hasta ahora inexistente a los dos patios de juego.
A nivel de fachada la actuación en el edificio existente (no realizada todavía) quiere ser lo más mínima y respetuoso posible, limitándose a una reforma y adecuación, sin modificar sustancialmente ni los huecos ni los volúmenes. Sin embargo el núcleo se concibe como la nueva imagen de la escuela que establece una interesante dualidad con el edificio existente. El cuerpo de ampliación quiere mostrar a través del lenguaje de la abstracción su respeto a la escuela existente con una actuación discreta pero a la vez con carácter. Es un cuerpo, una caja, de hormigón encofrado con cañizo, muy macizo, confiriéndole así una textura que quiere respirar el impresionante y a la vez sencillo ambiente del cercano río Farfanya. Este cuerpo aparentemente opaco y macizo se separa del edificio existente conformando de este modo las comunicaciones horizontales, manifestado en fachada con un acristalamiento protegido con una chapa perforada que neutraliza y unifica la fachada.
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