Víctor Eusa (Pamplona, 1894-1990) es un arquitecto poco estudiado hasta ahora. Sin embargo, es la figura central de la arquitectura en Navarra durante la mayor parte del siglo XX, y su interés va más allá de la historia de la arquitectura de esta región, que posteriormente alumbró figuras como Francisco Javier Sáenz de Oiza o Rafael Moneo. Desde 1920, año en que termina sus estudios en Madrid, hasta 1973, año de su jubilación, Eusa produjo centenares de obras y proyectos en Navarra y las provincias vecinas de Guipúzcoa, Vizcaya y Zaragoza. Su periodo activo coincide con el de la construcción del II Ensanche de Pamplona. La cantidad y calidad de su producción hacen posible establecer una identificación entre la obra de Eusa y la ciudad entonces existente. Sus obras principales son auténticos hitos urbanos.
El archivo personal del arquitecto se perdió desgraciadamente en los años setenta del pasado siglo. Este trabajo de investigación ha partido de la recopilación de la documentación gráfica existente en archivos públicos y privados, que ha dado como fruto la catalogación de las obras y proyectos de Víctor Eusa, que constituye el tomo II de la tesis. En el tomo I se analiza la trayectoria del arquitecto y la evolución formal de su lenguaje, a partir de su formación académica y las sucesivas influencias que jalonan sus primeros años de profesión: sus viajes por Europa y Oriente, Otto Wagner y la Sezession vienesa, Perret y el hormigón armado, el Art-Déco y la Exposición de París de 1925, Dudok y los arquitectos holandeses agrupados en torno a las revistas Wendingen y De Stijl, etc.
Todo ello fructifica en una arquitectura expresionista muy personal, basada en la geometría de líneas rectas y quebradas, que combina el ladrillo y el hormigón como sus materiales preferidos. Su madurez se alcanza a finales de los años veinte y se prolonga hasta la guerra civil española. En este periodo se concentran sus obras más conocidas: Casa de Misericordia, Iglesia de los Paúles, Colegio de Escolapios, edificios de viviendas en plaza Príncipe de Viana y calle García Castañón, Seminario, Casino Eslava,… Su parentesco con la obra de Frank Lloyd Wright es reconocible a través de la influencia que este ejerció en los arquitectos de la escuela de Amsterdam agrupados en torno a la revista Wendingen, a quienes admiraba.
Después del 36, sus responsabilidades públicas sucesivas como arquitecto municipal de Pamplona y como arquitecto provincial de la Diputación Foral de Navarra introdujeron en su obra una nueva dimensión urbana. En la posguerra, no fue ajeno a la presión nacionalista y a un mayor aislamiento respecto a las vanguardias europeas. Como otros arquitectos de su generación, fue siempre un arquitecto ecléctico y versátil que supo emplear diversos lenguajes con igual brillantez. Tras su jubilación, continuó dibujando proyectos imaginarios de acusado romanticismo.