Situado en pleno corazón del barrio del Carmen de Valencia se encuentra la restauración de esta vivienda datada cuya estructura principal data de 1788 como se aprecia en inscripción encontrada en el alfarje (artesonado), aunque en fases del derribo interior aparecieron indicios de cerámica del siglo XV.

La situación inicial de una vivienda de 88 m2 y 8 estancias diferentes dio paso a un programa de volumen único en el que se pensaba más en m3 que en superficie. Con la creación de un altillo se aumentó considerablemente la superficie pisable hasta los 120 m2 pero sobre todo la percepción de amplitud.

Funcionalmente toda la casa se estructura a través de la escalera central, cocina, salón y dormitorio forman un único espacio pero con las visuales controladas, desde el salón no se ve el dormitorio pero se percibe su volumen, mientras estas en el dormitorio no ves el salón pero percibes todo el artesonado.

 Estructuralmente el edificio estaba muy dañado, especialmente tras el abandono que sufrió el centro histórico de Valencia tras la riada del 57. La estructura básica del edificio es un muro de carga en fachada, una crujia central de pilares de ladrillo y un muro de carga trasero. El asiento diferencial entre fachada y muro de carga trasero era de unos sorprendentes 40 cm, todo ello unido a la superposición de 5 pavimentos distintos hacian que la sobrecarga que sufria el edificio fuera excesiva.

Se procedio al empresillado del muro de carga trasero y pilares centrales para poder apoyar el nuevo altillo que ayudaba enormemente a la estructura general del edificio, ya que los pilares centrales erán extremadamente esbeltos y altos y con el atado a media altura reduciamos la longitud de pandeo. Además se optó por una solución de forjado poco pesada, formado únicamente por un panel fenólico de 22 mm sobre el que se colocaba el parquet. Reduciendo no tan solo el peso sino el espesor, ya que resolviamos el forjado en menos de 5 cm apoyado sobre perfiles metálicos de 8 cm de altura