La tesis reúne un conjunto de cinco observaciones a partir del proyecto no construido para el palacio del Gobernador de Chandigarh (1951-1957) que -sin intención de agotar las direcciones posibles- profundizan en aquéllas que ponen en relación los aspectos formales y materiales de la obra de Le Corbusier, insistiendo en el ascendente que la materia ejerce sobre la forma, antes de que ésta cristalice.
La primera observación sigue una dirección reflexiva, hacia el propio edificio, que ha de permitir advertir las estrechas relaciones que se desgranan entre la imaginación de la materia y la vida de las formas. No puede haber un «desde el palacio del Gobernador» sin una toma de contacto con el propio Palacio y, por lo tanto, es necesario que se planteen aquí temas que se desarrollarán en las observaciones siguientes; todos ellos como parte de un denso y complejo tejido de correspondencias mutuas que Le Corbusier ha trabado teórica y poéticamente con los años.
La segunda observación es sobre el propio material que constituye el edificio y el Capitolio: el hormigón aparente, vinculado originariamente al agua en tanto que materia plástica que toma forma mediante la construcción de recipientes que, a su vez, llegan a contener el agua de lluvia y que pueden ser imaginados como producto de la acción combinada de unas manos que actúan y unos ojos que analizan. Aquí el béton brut es materia que sobrepasa el plano de la técnica; que se transporta, se vierte y se muestra con el mismo cuidado con el que se recoge el agua de lluvia para llenar las balsas del Capitolio.
La tercera es, pues, una observación sobre el agua y sus propiedades como sustrato material y poético de la obra de Le Corbusier que alcanza incluso sus escritos, manifestándose con igual intensidad, a partir de la clasificación aristotélica de los cuatro elementos o de la noción de espacio denso cubista. El agua es fuente de complicidades y dualidades, fuente de ambigüedad controlada; es lluvia devuelta a la tierra mediante la construcción de un mecanismo formal de captación. La facilidad de penetración del agua la convierte en el elemento apropiado para impregnar transversalmente otros elementos trastornando sus propiedades.
La cuarta, analiza la luz y la sombra como resultado de la acción de la arquitectura sobre los rayos de sol, gracias a las incisivas aristas de los brise-soleil, que actúan como compuertas de espacios en penumbra cruzados por corrientes de aire. Le Corbusier confía a la densidad que toman los límites de la arquitectura, la capacidad de retener un 'rumor visual' sobre la superficie de béton brut que se amplifica hasta devenir volumetría en claroscuro. Esta convergencia de recursos en escalas sucesivas, con la luz y la sombra como base, parece contener la manifestación de un orden arquitectónico nuevo, hecho de concordancias y disonancias.
La quinta es la observación del modo en que Le Corbusier manipula la tierra que constituye la base de toda la operación topográfica que sustenta una idea de Capitolio, en la cual los edificios se manifiestan como emergencias. Una manipulación del espacio exterior, externo, hasta convertirlo en espacio interior, interiorizado, aprehensible; que se concreta en la definición de sus límites y en las operaciones de relieve por encima y por debajo de la línea de tierra, y que resuenan en otros relieves en béton brut, ayudados por el potencial especular del agua, que los vincula de nuevo a las capacidades de la materia.
Planteando el Capitolio como un sistema, como un conjunto cuyas partes están coordinadas por una suma de principios, entonces el Palacio se manifiesta como el objeto que más sui generis las pone en práctica. «Governor's House» -tal como la designa Le Corbusier- es antes que nada, una casa transpuesta al papel de palacio y cabeza del Capitolio; y, en tanto que casa, se singulariza y singulariza sus elementos y se sitúa en una posición focal en la obra de Le Corbusier análoga a la que ocupa el Palacio en el Capitolio.